‘La persistencia de la memoria’ (1931), conocida también como ‘Los relojes blandos’, ‘Muchacha en la ventana’ (1925), y ‘Crucifixión’ (1954).
-La persistencia de la memoria: Conocido también como Los relojes
blandos pintado en 1931. Realizado mediante la técnica del óleo
sobre lienzo, es de estilo surrealista y sus medidas son 24 x 33 cm.
La pintura fue exhibida en la primera exposición individual de Dalí
en la Galerie Pierre Colle de París, del 3 al 15 de junio de 1931, y
en enero de 1932 en una exposición en la Julien Levy Gallery de
Nueva York. Se
conserva en el MoMA (Museo de Arte Moderno) de Nueva York, donde
llegó en 1934 como donativo de Helen Lansdowne Resor, magnate de la
publicidad que posteriormente llegaría a ser patrona del museo; el
precio pagado fue de 400 dólares. En una revisión posterior del
cuadro, Dalí creó La desintegración de la persistencia de la
memoria.
El cuadro fue cedido en préstamo por
dos meses, del 16 de enero al 18 de marzo del 2009, al Teatro-Museo
Dalí de Figueras, Gerona, siendo la primera vez que ha podido verse
en España.
-Muchacha en la ventana: Será en 1925 cuando pinte Muchacha en
la Ventana, como perfecta simbiosis entre la arquitectura, el cuerpo
y el espacio.
En este cuadro aparece representado su
hermana, Ana María, de espaldas, lo que permite verla a ella, y lo
que la rodea, de manera que nos introduce ambas cosas en un mismo
cuadro, algo que sería profundamente innovador.
Este cuadro, esta elaborado con una
técnica muy preciosista. Está
hecho mediante la técnica del óleo sobre cartón piedra, es de
estilo realista y sus medidas son 105 x 74,5 cm.
Se conserva en
Madrid, en el Museo Reina Sofía.
.
-Crucifixión: Conocido también por “CORPUS
HYPERCUBUS” muestra la influencia de la vanguardia intelectual en
el pintor. Su “desarrollo” tridimensional puede verse en este
cuadro, formado por ocho cubos unidos por las caras. Como “doblar”
este objeto en 4 dimensiones para que se unan entre sí todas las
caras es otro cantar. En el suelo embaldosado vemos su proyección en
forma de cruz latina, como una ilustración del paso a dos
dimensiones.Este objeto posee unas propiedades de simetría a las que
no pudo sustraerse el artista. Suspendido en el espacio cobra un
aspecto inmaterial y ultra-terrestre. Este efecto se potencia con el
hecho de que Cristo esta flotando inmerso en él, sin sujeción
alguna.
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